viernes, 17 de septiembre de 2010

La moral (segunda parte)


Los diez mandamientos

Creemos que el Decálogo, tal como fue promulgada en el Sinaí, es la regla determinante en la conducta de la humanidad, y en forma particular de la iglesia de Dios.

El pueblo de Israel fue bendecido por Dios al ser depositario de la forma resumida de la moral de Dios, es decir los Diez Mandamientos o Decálogo Ex 20.1-17. Pero esta ley, no es exclusiva del pueblo de Israel, ya que todos los humanos queramos o no, nos conducimos por ella Ro 2.12 y esta ley no cambia en ninguno de sus preceptos, todos y cada uno se siguen observando por los seguidores de Jesucristo Mt 19.16.21, incluso al final de los tiempos los redimidos por Dios son aquellos que siguen al pie de de la letra los mandamientos de Dios Ap 12.12; 14.2, quienes no quitaron, sustituyeron o aumentaron mandamientos al decálogo.

Creemos que la ley existió desde la creación.

No estaba compilada, ni expresada en diez normas, pero si existía en el corazón del hombre; sí la ley no hubiese existido antes del Sinaí, de otra forma nadie seria culpable o recompensado por su conducta, desde la creación hasta el éxodo de los judíos Ro 5.12-14; y tenemos arios ejemplos de cómo Dios castigo la maldad de los hombres antes de Moisés Gn 6.4, 19.24-25. Por lo cual esta Ley tiene vigencia antes de ser expresada por Dios, y a la fecha sigue en vigencia.

Creemos que el Decálogo resume la moral que Dios quiere que sigamos y el desacato a alguno de estos principios es rebelión a Dios mismo.

Es lógico que si no seguimos las normas de Dios es no estar de acuerdo con Él, es estar en oposición franca Jr 6.19, ya sea de pensamiento, de acción o incluso de omisión St 4.17. Pero el cumplir es producto del amor que deposito Dios en nosotros Jn 14.15, hay reciprocidad porque Él nos ha amando y como producto de su amor observamos la moral que Él determina, condensada en sus mandamientos 1Jn 5.13, si amamos somos como el que nos ama, Dios mismo.

Creemos que los hijos de Dios no son idolatras, no fabrican imágenes para culto, no las venera; creemos que el nombre de Dios se usa sólo cuando las circunstancias lo ameritan y exclusivamente para su glorificación; creemos que el séptimo día de cada semana se consagra a Dios y este es conocido en las escrituras como Shabat o Sábado.

Los dos primeros mandamientos expresados en Ex 20, tienen que ver con nuestro reconocimiento de que la divinidad es única en recibir nuestra adoración y alabanza y que fuera de la divinidad cualquier acto de esa naturaleza es idolatría 1Co 10.7; 14-22, y esto es la muestra del amor que le tenemos a Dios Mt 22.34-37, Dt 6.4-5; 4.15-27, 2Re 17.9-13.
El tercer mandamiento tiene que ver con el respeto al “nombre” de Dios, si bien es cierto que no conocemos a ciencia cierta el nombre de Dios; el no tomar el nombre de Dios en vano tiene que ver, en no devaluar la posición que tiene Dios con respecto a nosotros y nuestra convivencia con la gente, Ex 20.7, Lv 19.12, Nu 30.2; Mt 5.33-36, jamás Dios respaldará las mentiras, ni el espíritu mediocre o de duda de un ser humano. Dios es omnipotente, razón por la cual le damos todo el respeto, honra y veneración, y no tomamos a la ligera de ninguna forma todo lo que es Él.
El cuarto mandamiento es la acción a favor de lo que Dios nos ha dado Ex 20.8-11. Un mandamiento en donde se nos pide no hacer nuestra voluntad en un día especifico, el Sábado, sino ese día dedicarlo a Dios completamente Sal 92; Is 56, Mc 2.28.
Estos mandamientos confirman el reconocimiento que tenemos de Dios y su Hijo Jesucristo, confirmamos el amor que nosotros le damos.

Creemos que los hijos de Dios honran a su padre y a su madre; no comente homicidio, adulterio, hurto, falso testimonio ni codician.

A partir del quinto mandamiento se habla de nuestra relación con la humanidad Ex 20.12-17; Mt 22.38-40, 19.16-19. Así el quinto mandamiento nos indica que los primeros seres que nos merecen honra, estima, respeto, amor son nuestro padres, no importa quienes o como sean, los hijos de Dios honran a sus padres Co 3.20, Ef 6.1-2, honrando a los padres, nuestros hijos aprenden esa forma grata de servir y las bendiciones de Dios están con nosotros, así nuestra relación con el resto de la gente mejora; en nuestro corazón no hay odio por lo cual no hay razón para matar a nadie, Mt 5.21-22; al estar en paz con el prójimo tampoco se le codician sus bienes, así como a otra mujer u hombre quines no son nuestros, se les respeta como seres humanos, por lo cual tampoco se les levanta falsos, Mt 5.28, He 13.4, Ro 7.7, 13.9, St 4.1-4, 2.8-11. El buen convivir con la sociedad (prójimo) es parte de nuestra norma de conducta; Ro 12.20 nos dice que en cuanto depende de nosotros hay que tener paz con todos. En esa practica de la paz, está implícito este apartado de la ley de Dios.

En estos diez mandamientos basamos nuestra norma de conducta, pero también hay otros aspectos en los cuales se conduce quien a sido justificado por Dios.

viernes, 3 de septiembre de 2010

La moral (primera parte)

LA MORAL

El Bien y el Mal.

Creemos que existe el bien y el mal, y que el ser humano a semejaza de Dios, tiene capacidad para distinguirlos

El humano fue creado por Dios conforme a su semejanza Gn 1.26 y una de esas semejanzas consiste en tener la capacidad de distinguir o hacer diferencia entre el bien y el mal Ro 2.14-16; Dios conoce el bien y el mal Gn 3.22; al caer el hombre en desobediencia, Dios asegura que la especie humana es como Él, así esa herencia pasa a todos los humanos Ro5.22, igual como pasa el pecado a todo ser humano, de esa misma forma también la capacidad de conocer el bien y el mal; dicho de otra forma Dios escribió en la genética humana (corazón) las normas que determinan lo bueno y lo malo; de ahí que exista lo que se ha llamado conciencia, que es lo que acusa o defiende la conducta o proceder de todo ser humano, por eso tenemos la capacidad de distinguir y de decidir si hacemos lo bueno o lo malo Gn 19.9. Lo que también nos lleva a afirmar que sí existe el bien y el mal como forma de conducta que todo ser humano lleva dentro de sí Lv 10.10-11; entonces Dios nos capacita con esta cualidad, Dios quiere que vivamos con esta capacidad, Él es quien nos determina la moral en la cual nos conducimos y nosotros tenemos la capacidad para decidir cual camino tomar, por lo cual somos responsable s de nuestros actos.

Creemos que algo es considerado buen o malo en función de la voluntad divina, aunque momentáneamente sea incomprensible o inexplicable para los humanos.

Como se acento anteriormente Dios quiere que los seres humanos vivamos bajo la moral, es decir conociendo el bien y el mal, y sólo Dios nos determina lo que es bueno (con resultados gratos) y lo que es malo (con resultados trágicos), es decir lo que es bueno para Dios lo es para nosotros y lo que es malo para Dios lo es para nosotros; en 1Jn. 3.4 afirma que sí hacemos lo contrario a la ley (normas de conducta) cometemos pecado o lo que es lo mismo nos alejamos de la moral que Dios nos da Gn 3.24; la acción de Dios al sacar a Adán y Eva del Edén, simboliza la distancia que se crea entre Dios y el humano que no quiere seguir los mandamientos que Él nos da. Siempre han existido formas de pensamientos humanos en cuanto a la moral y muchos han fallado al asentar que cada persona o sociedad determina su propia moral y esto casi siempre se debe a que muchas de las leyes de Dios son incomprensibles para los humanos, incluso a veces para nosotros, pero en el único ser en quien podemos confiar para permitir que conduzca nuestra vida es Dios Jr 17.5 Él es quien sabe lo bueno y lo mejor para nosotros. En su amor Dios, sabe que lo que determina para nosotros es muy bueno, tanto en el presente como para el futuro.

Creemos que los hijos de Dios vivimos moralmente, nunca inmoral o amoralmente.

Dios nos muestra las normas de conducta, su ley, esa es nuestra forma de vida, 1Pe 1.14-16, Lv 11.44 Dios nos enseña como vivir con su moral LV 11.47, así que expresada por Dios (su ley) nos apegamos a ella, esto es vivir moralmente; hacer lo contrario seria vivir en inmoralidad es decir, tener en poco la moral de Dios y hasta afrentarnos de ella; aunque hay gente que igual no le importa lo malo ni bueno y hacen lo que sus impulsos le piden, sin tener remordimientos o gratificación por su conducta, eso es vivir amoralmente, no tener en cuenta ninguna forma de moral por conducta; es importante vivir con la moral de Dios ya que siempre nuestra forma de conducta va a traernos consecuencias.

Creemos que el juicio final estará basado en esta moral.

No hay excusa que pueda el ser humano expresar, para defenderse de la sentencia a que Dios determine para sí mismos; Dios expreso su moral (ley) y ya sea que prestemos oídos para acatarla o que la neguemos o que incluso no la hayamos escuchado. Como vimos anteriormente la ley esta en el corazón de todo ser humano y es en base a esa ley que será juzgado todo individuo Ro 2.12 si no conocemos moriremos, si la conocemos seremos juzgado en base a esa ley, 2Co 5.10, si nos conducimos bien, Dios nos dará la recompensa, sí nos conducimos mal Dios nos dará el justo pago a la maldad, nadie recibirá algo equivocado. Por lo cual se hace necesario conocer a fondo esa moral.